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La gran cantidad de puntos de luz, lo diverso de su ubicación y lo variado de sus características hacen de su control y gestión un reto mucho más complejo de lo que pueda parecer. De modo que, cuando se afronta su renovación física, se afronta también su renovación técnica y tecnológica, algo imprescindible para conseguir el objetivo de una ciudad más sostenible y eficaz en el uso de su energía.
Para solucionar esa complejidad, Gijón Smart Light Smart City, el proyecto puesto en marcha por el Ayuntamiento de Gijón y Acciona Energía, se apoyó en la innovación y en el uso de la llamada “internet de las cosas”, que permite un flujo de datos hacia los centros de control y, de ese modo, realizar una gestión más eficaz. Así, todos los nuevos puntos de luz están dotados de un nodo de comunicación, un aparato que recoge toda la información que genera de cada uno de ellos.
Estos nodos se han adaptado al diseño de las propias farolas, de manera que en algunos casos están incorporados en el interior, junto al resto de los mecanismos, y en otros en el exterior. Una vez instalados, permiten no sólo recoger los datos, sino trasladarlos a un receptor Gateway, que, a través de una tarjeta sim, los envía a la nube, de donde son recogidos por los servidores del centro de control. Por poner un ejemplo coloquial, este funcionamiento es algo similar a cuando llamamos por teléfono a una centralita, nos toman los datos necesarios y después nos redirigen al número adecuado.
Aquí es el propio punto de alumbrado es quien envía sus datos y, una vez en manos del centro de control, se actúa de la manera más adecuada en función de los mismos. Además, para facilitar su mantenimiento, en caso de avería o interrupción del servicio la farola afectada se enciende automáticamente, por lo que se detecta el problema y se puede acudir a solucionarlo con rapidez.