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Las mil caras de las comunidades y ciudades sostenibles

24/08/2022 Mesa redonda sobre ODS11: Ciudades y comunidades sostenibles

El aprovechamiento de los recursos está en la base de la sostenibilidad, una nueva manera de obtener productos y servicios utilizando aquello que tenemos a nuestro alcance y que en muchas ocasiones pasa desapercibido. El ahorro energético y la gestión eficiente del consumo de luz, calefacción o agua son algunas de las medidas principales, pero no las únicas para alcanzar ese objetivo.

En la mesa redonda del ODS11 “Ciudades y comunidades sostenibles”, celebrada en el estand del Ayuntamiento de Gijón durante la pasada edición de la FIDMA, se abordaron nuevas fórmulas e ideas para implementar ese aprovechamiento, gracias a las experiencias de diferentes proyectos que promueven la sostenibilidad de la ciudad y sus comunidades.

Sectores como la biotecnología, el cultivo o el comercio digital no sólo no están distantes unos de otros, sino que crean nuevos espacios gracias a los cuales el desarrollo productivo va de la mano de un cuidado del medio ambiente, un aprovechamiento de espacios y la transformación de residuos naturales en materias primas, lo que aumenta la sostenibilidad de las comunidades.

Así, durante la charla se expusieron diferentes proyectos incorporados ya en la ciudad y cuyo éxito avala la continuación de otros similares. Tendemos a pensar en la agricultura y el cultivo de plantas como algo que sólo se puede dar en el campo, algo inmovilista apartado de las ciudades y los avances tecnológicos, cuando en realidad es todo lo contrario. El cultivo ecológico puede encontrar su espacio de crecimiento gracias al comercio digital, una unión de sinergias en la que trabaja Sostenibl.es en su market Sostenible, un mercado digital de productos sostenibles de toda España. El cultivo verticalizado y de interior que promueve Cantábrica Agricultura Urbana, facilita su implantación en las ciudades, aprovechando los locales comerciales vacíos que obtendrían así una nueva vida. Por otra parte, la llamada economía azul, tan en boga en los últimos años, es otro de las fuentes de esa sostenibilidad, como demuestra el proyecto presentado por Neo Algae, empresa de biotecnología que aprovecha las microalgas y el reciclado de residuos naturales para el cultivo de alimentos ecológicos e incluso poner en marcha un proyecto piloto con el cultivo de un huerto de calabazas y calabacines, alimentados por los bioestimulantes creados por ellos mismos.

La digitalización de los procesos y sus ventajas también llega al aspecto de la comunicación, la visibilidad y al financiero, que está desarrollando una labor paralela para fomentar esa unión entre lo rural y lo urbano, como sucede en el caso de Nanoma, quienes facilitan un micromecenazgo apoyando a los distintos proyectos que tienen impacto positivo en la comunidad y que cuentan con calado social, además de ayudar a las iniciativas con herramientas digitales o el acceso a diferentes plataformas e incluso a las políticas públicas.

 

 

 

 

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