La reglamentación específica de Eficiencia Energética en Alumbrado Exterior define los parámetros que contribuyen a la reducción del resplandor luminoso durante el horario nocturno, además de limitar la luz molesta a determinadas horas de la noche. El objetivo es encontrar el equilibrio entre el ahorro de energía a través de una eficiencia energética y el alumbrado óptimo en las calles de la ciudad.
El criterio principal de clasificación de las vías a la hora de estudiar el alumbrado público es la velocidad de circulación, pues es uno de los factores más importantes para determinar los niveles de iluminación de la vía. Atendiendo a dicho criterio, hay que distinguir entre las calles de alumbrado M (áreas de tráfico motorizado), C (áreas conflictivas de tráfico motorizado) y P (áreas para peatones y ciclistas).
En la zona urbana de Gijón se ha adaptado la intensidad de la iluminación a la velocidad de circulación de las vías para cumplir con la reglamentación específica de Eficiencia energética. Esto implica que se hayan visto reducidos en algunos casos los niveles iluminación para garantizar la optimización energética.
Además de la velocidad, existen otras variables que se analizan en los estudios lumínicos e influyen a la hora de definir el nivel de iluminación necesario, como pueden ser el tipo de vía, la complejidad de su trazado y de la conducción, la intensidad y composición del tráfico, el sistema de control del tráfico o la separación entre carriles destinados a diferentes tipos de usuarios.